José Artés de Arcos, nació en Alhama de Almería (Almería), en 1.893 y murió en Almería en 1.985.
Su dedicación por la mecánica y la inventiva, ya de muy joven, fueron determinantes para su dedicación futura.
Trabajó inicialmente en varias compañías mineras: “Sota Aznar” y “Compañía Española de San Juan de las Minas” en Melilla. En esa ciudad desarrolla su primera patente: "el motor rotativo", posteriormente y a lo largo de su dilatada vida profesional creó más de quinientas patentes.
En 1.918 se traslada a Bercelona y comienza en una fábrica de reparación de motores de barcos de gran tonelaje. En 1.927 abre un taller de reparación de automóviles y empieza a inventar accesorios, unos 500, entre ellos la bocina de aspiración. En 1.929 en un "altillo" de la calle Córcega fabrica los paragolpes para vehículos "Artés", que luce poco después el automovil oficial se S.M. el Rey Don Alfonso XIII.
Tras la Guerra Civil, levanta una fábrica en la zona franca de Barcelona con su propia máquinaría y recursos, y se relaciona con las primeras marcas de coches, creando vínculos y levantando un tejido industria muy necesario, para la recuperación trás la Guerra.
En Almería crea, simultáneamente, varios talleres y dos fábricas, una de bloques de hormigón; En Madrid establece una sede y una fábrica avanzada.
Innovador y avanzado a la industria de su tiempo, José Artés de Arcos, irrumpe con realizaciones, de coches de carreras como el famoso: Guepardo de Fórmula IV (1.966) el Artés Campeador (1.967) o el coche anfibio Artés Gato Montés de 6 ruedas (1.971). Creó el "economizador de gasolina" con relativo éxito, pero fué "la bocina de aspiración la que le dió fama internacional, con diez notas musicales, haciendo demostraciones en el mismísimo Palacio Real de Madrid y en Los Campos Elíseos de París.
Condecorado con la Medalla de Plata al Mérito en el Trabajo en 1.965, logró muchos reconocimientos, como ser hijo adoptivo en Cataluña y su pueblo natal; contruyó grupo de viviendas para sus trabajadores tanto en Almería como en Barcelona; culminando como: "empresario Modelo" título que le otorga de Cámara de Comercio de Barcelona; por su ingente labor en pro de la negociación con los paises sudamericanos, el Gobierno español de la época, le concede la Gran Cruz del Mérito Civil; reconocimientos de la Guardia Civil de Tráfico, Cruz Roja, etc. En sus memorias escribía (literal):
"Como tantos otros tuve también que abandonar el hogar y mi pueblo (Alhama de Almería), y como otros tantos, dirigirme hacia la región eminentemente industrial, laboriosa e inteligente, Cataluña, donde el trabajo unido al estudio en las horas que pertenecían al descanso, la lucha en suma por la vida, durante largos, muy largos años, se ha visto coronado por el triunfo, no con negocios fáciles ni loterías, y menos aún con la explotación humana, sino creando novedades que el público consumidor pagaba espléndidamente, como un capricho, inventos propios que han dado la vuelta al mundo y copiados en todos los países industrializados".
Todo un ejemplo de superación humana y de solidaridad con su prójimo.
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